Saturday, September 17, 2022

La vida después del cáncer

El cáncer te hace un poquito más cínico (positivamente hablando)… o un mucho tal vez. Porque literalmente ya no tienes nada que perder… y yo ya era cínica, imagínense jaja

Una gran amiga una vez me dijo “yo quiero ser descaradamente feliz” y ahora la entiendo perfectamente. Yo quiero ser ATREVIDAMENTE FELIZ, ATREVIDAMENTE LIBRE, ATREVIDAMENTE PLENA. La realidad es que hay un momento de realización justo cuando te das cuenta de que te pudiste haber muerto y no moriste. Y este momento de realización viene acompañado de entender que aún estando viva, no estás del todo libre del cáncer nunca... uno tiene que abrazar su situación, encontrar el lado positivo y aprender a vivir diferente. 

La semana pasada me hospitalizaron por un par de ataques epilépticos inesperados, luego de 4 años sin signos de epilepsia… y si bien mi cáncer era etapa 1, fue de un tipo un tanto agresivo y como con el cáncer uno nunca sabe, entré a la resonancia pensando: “¿y si aparece un nuevo tumor?” “¿y si las náuseas y mareos, son producto que que volvió el cáncer”. De pronto sentí miedo, de volver a escuchar la palabra cáncer, de verme en quimios, sin pelo, cansada, con mi familia patas para arriba por mi culpa… pero todo salió limpio, salvo mi actividad cerebral anormal en el electro (y como dice mi esposo: “y lo chisqueada que ya estabas” y que no se me va a quitar nunca jeje). Al salir todo "limpio" me sentí fuertemente confrontada. ¿Por qué sentí miedo? Y entonces me di cuenta que fue más bien una respuesta automática… en realidad no tenia, ni tengo miedo. Reflexioné sobre mi vida actual, mi vida después del cáncer y, en silencio, me sentí sumamente agradecida, bendecida, plena, libre y contenta. Y estando ahí en el cuarto de hospital, con mi esposo, mi mamá, mi suegra, mi suegro, mi papá en videollamada, con amigas y familia cercana conmigo, me di cuenta que lo tengo todo, absolutamente TODO y que si me tocara partir hoy, estaría en paz.

Perdí un viaje por esta emergencia, pero gané el darme cuenta de que estoy bien, que tengo mi vida de vuelta, y que la estoy viviendo como siempre quise, AL MÁXIMO. 

Amo mi vida después del cáncer. Una vida sin ataduras, sin apegos, sin banalidades, sin rencor, sin techos de cristal, sin miedos, sin metas superficiales… una vida llena de amor, de las personas correctas, de aventura, de atrevimiento, de cinismo positivo, de sueños, de ganas y de vivir cada instante como si fuera el último.

¡¡Hay vida después del Cáncer y es maravillosa!!

Vida nada te debo, vida estamos en paz.