Sunday, August 2, 2015

El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

¿Quién dice que las cosas deben de ser de cierta manera?

Si eres de Monterrey, tu como yo creciste bajo una sombra de protocolos, procedimientos, deberías, estándares y reglas sociales... Yo viví así por muchos años, hasta que me di cuenta que aunque seguir protocolos te construye una imagen y tiene sus beneficios, no te garantiza la felicidad, ni te hace inmune a los errores. No tengo nada en contra de los estándares sociales si estos te hacen verdaderamente feliz y no dañan a los que te rodean. Desde mi percepción, el problema viene cuando  los estándares, los deberías, las ideas del proceder humano y demás normas sociales, impactan de alguna forma a terceros que "ni vela tenían en el entierro", entonces sí estoy completamente en desacuerdo. No podemos atrevernos a juzgar la vida de otros desde nuestra idiosincrasia. ¿Quién osa criticar las decisiones de terceros desde su trinchera? Métete en los zapatos de esa persona, entra en su mente y en su corazón y entonces, sólo entonces tal vez logres comprender los motivos que hay detrás del proceder de ese individuo... y aun si ya los  entendieras, antes de atreverte a decir una sola palabra, ve en tu interior y respóndete a ti mismo si tú realmente tienes la autoridad moral para emitir un juicio. Me he visto tentada a juzgar e incluso lo he hecho, sólo  para darme cuenta de mi pequeñez humana por obrar de tal forma ¿quién soy yo para juzgar? ¡nadie!

Cada quien es libre de vivir la vida en la forma en la que mejor le parezca, con la ropa que más le guste, con la gente que más feliz o infeliz le haga, con sus errores y aciertos, con alegrías y enojos, con sus intentos e incluso con sus inconsistencias... Todos tenemos derecho a primeras, segundas y terceras oportunidades. Todos absolutamente todos debemos darnos la oportunidad, unos a otros, de descubrirnos tal cual somos y amarnos así al natural, sin juicios, sin reproches, sin estereotipos, sin idiosincrasias, sin memoria del mal ocasionado. 

Para mi, que he cometido errores múltiples, es imperativo que seamos capaces de perdonarnos en el amor y en ese amor, abrirnos a convivir, aceptarnos, respetarnos y hacer comunidad... Para mi eso es vivir humanamente.

No creo que los protocolos, estándares y reglas sociales sean poco importantes, sin duda le dan ritmo y forma a la sociedad, pero estoy convencida de que cuando se hacen las cosas con el corazón, desde el respeto y el amor, el protocolo y la norma salen sobrando. 

El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.