Sunday, February 28, 2021

Andar el camino, con amor


Comenzó todo con un chequeo de rutina. Bendito el día en el que me hice obsesiva con estas cosas de la salud (y otras tantas haha), tal vez sea lo que me salve  la vida.

Escuchar la palabra Cáncer no deja de ser  sinónimo de “¿me voy a morir?”. Aún siento pena por el doctor que me tuvo que entregar la noticia. Un doctor amable, cariñoso y devoto. “Le agarramos cariño a las pacientes y a sus parejas, es difícil decirles esto...”. No supe cómo decirle que nosotros a él también le agarramos cariño; es un buen doctor y una hermosa persona. 

“¿Me voy a morir?”... pensaba mientras subíamos al piso 14 para más estudios.

Tuvimos la fortuna de llegar a las manos de la Doctora Yesika; la más humana y empática que he conocido. “No lo esperábamos” dijo... nosotros  tampoco, doctora, no se preocupe... nosotros tampoco. 

Nos fuimos a casa con la noticia, sin saber qué  pasaría. 

Han pasado ya un par de semanas y han venido muchos pensamientos a mi cabeza y emociones a mi corazón... me he preguntado muchas veces cuál será la forma correcta de actuar y pensar ante estas situaciones y, la realidad es que, no fue sino hasta ayer que encontré la respuesta, mi respuesta.

Había merodeado por mi mente la palabra “obediencia”. Apareció en la homilía del Padre Noel hace poco... también la de purificación (a propósito de la cuaresma y el desierto). Como Cristiana no me había dado cuenta de su significado hasta ahora (y tal vez la regué en esta definición personal que le he dado, pero hoy toma mucho sentido para mi y es lo que más me importa).

Dios, en su plan perfecto para nosotros, nos va guiando en el camino y va abriendo o cerrando puertas para acercarnos a su gracia y al cumplimiento de sus planes sobre nosotros... Hoy, que tengo Cáncer (un poco agresivo pero detectado a tiempo, bendito Dios), logro comprender que me corresponde ser obediente. Me toca obedecer. 
Sin preguntar por qué o para qué... sin cuestionar sus formas, tiempos o motivos. Hoy entiendo que ser obediente es ACEPTAR el camino dado (aunque se vea feo) y dar absolutamente todo de mi para vivirlo como Dios espera que lo viva, para la purificación de mi alma y en santidad (lo que se pueda porque soy por demás imperfecta). 

Mi Señor. Gracias por darme este mensaje... gracias por hacerme ver que esta vez, me toca andar un camino de espinas, y que mi obediencia debe ser silenciosa en reclamos y abundante en agradecimiento, bendiciones, alabanzas, amor y LUCHA.  No te cuestiono. No pregunto. Hoy decido ser obediente y VIVIR este camino que me has mandado. Yo sé que tu promesa se cumplirá en mi, sea cual sea. Yo, en mi vida de pecado y desobediencia o capricho, te digo con el corazón que quiero ser fiel a ti y, tal como lo prometí en el altar a mi esposo, hoy te quiero prometer a ti que SERÉ FIEL EN LA ENFERMEDAD. 

Como mujer enamorada de ti, hoy decido no caminar este camino sola, sino contigo... llévame a donde me tengas que llevar, lo que tenga que llorar, lo que tenga que pasar, lo que tenga que sufrir, YO IRÉ CONTIGO. Que la batalla que va empezando, por más grande o pequeña que sea, no apague este amor ferviente que te tengo, ni estas ganas de SERVIRTE y SERTE FIEL en la tribulación. 

Que si esta prueba es grande, la pueda yo superar EN EL AMOR y SERVICIO a ti y a todos los que me rodean.

Que si hay días malos, sean opacados con el amor, la fe, la templanza, serenidad y sabiduría.

Si es esto lo que tenía que pasar para decidirme
por AMAR MÁS cada día, BENDITA sea esta prueba, SEÑOR. 

Que no me pase de noche Señor. Que la prueba me cambie, me moldee, me haga a tu imagen... que la prueba me santifique en el amor... que la prueba me forme... que pueda darle a mis amigos, hermanos, conocidos y desconocidos todo lo que me toque dar en este paso por la tierra. Que no sea sorda a tu voz. Que tenga ojos para ver. Es mi único deseo Señor.

Seré obediente.

Hoy bajo el rostro y no pregunto, no cuestiono, no reprocho... hoy bendigo el camino en el
que me has puesto, porque sé que es parte de tu promesa y ahora me toca a mi, hacerla vida. 

No importa cuan grande o pequeña sea esta batalla... no te defraudaré, Señor. Lo daré TODO por ti. ♥️





Tuesday, February 2, 2021

3 días

Sucedieron tantas cosas en mi interior, que estimo no me alcanza la conciencia para abrazarlo todo y entenderlo parte por parte. De pronto fue como saltar en caída libre y no alcanzar a detenerme para pensar y reparar que estábamos frente a eso que habíamos deseado y por lo que habíamos trabajado. Noches en vela que se redujeron a 3 días... la inexplicable batalla de demostrarte digna; de demostrarte entera, lista y completa. ¿Existe ese estado? 

Hay una catarata de pensamientos y emociones inexplicables en el proceso de entregar una carpeta con mil papeles, hacer entrevistas, exámenes, más exámenes, cursos, charlas y más exámenes, para que un grupo no mayor a 10 personas decida si eres apta para ser madre. Es como ir a una entrevista de trabajo para la que no podrías haberte preparando porque no sabes de qué trata el trabajo, cómo es el empleador, qué requiere el puesto o siquiera si tienes “madera” para ello... solo sabes que tienes que ir con TODO porque te estás jugando tus sueños, una corazonada o como yo lo he sentido: un llamado. “¿Estaré haciéndolo bien?” Te invaden las dudas... 


Y entonces, ese día llegas y te lo juegas TODO porque aunque no sabes si tienes lo que buscan; si tienes lo que se requiere o si eres lo que ellos necesitan, tu llegas con lo único que tienes: tu SER. Llegas con el corazón en las manos y dispuesta a todo. Te sientas frente al escritorio, metes las dos manos en tu pecho, sacas el corazón y lo pones en frente, ahí palpitando para que lo vean y lo juzguen... como en una vitrina sin cristal. Se los pones en las manos para que lo pesen, lo abran... te vulneras y dejas que vean tus heridas, tus caídas, tus triunfos y toda tu vida... abres las puertas de par en par y les dejas penetrar tu alma... permitiéndoles sentirte, tocar tus paredes y probar su fortaleza, sabiduría, capacidad de amar y de sanar. Mientras te observan, no puedes dejar de pensar: ¿Estaré siendo suficiente? ¿Estará muy marchito mi corazón? ¿Serán estos brazos dignos de una vida nueva? ¿Y si no? ... 


Te encuentras ahí, muerta de miedo pero de pie, porque si has de morir tendría que ser luchando. Cuestionando cada segundo de tu vida y muy asustada, respondes a cada pregunta lo mejor que puedes... no te detienes, estás DISPUESTA A TODO. Con miedo a que me preguntaran si sabía cambiar pañales (porque no sé) pero dispuesta a contestar “puedo aprender”... como si con eso bastara para ser mamá. “¿Con eso bastaría Dios?” Me pregunto en las noches... ¿Con qué te bastaría, Padre?


Y en mi obscuridad me pregunto “¿Será que conmigo la pasaría peor?” “¿Será que está mejor sin mi?” Me respondo sola: “ponlos en los brazos de quien cure sus heridas, de quien sepa amar, aunque no sea yo... aunque no seamos nosotros.” Me recuerdo que el derecho es de ellos, no mio. Repito: EL DERECHO ES DE ELLOS, NO MIO; NO NUESTRO.


No sé si será suficiente esto que hay aquí adentro, pero es honesto. Soy yo, es mi ser completo y es mi corazón, tal vez medio roto, con sus parches y cicatrices, pero palpita por vivir.


Y así, en tres días terminó todo.


Se queda un sueño colgando. Ilusiones en un cajón, medio contenidas con el día a día, pero al alcance de un pensamiento... Al descubierto han quedado muchas dudas, miedos y sombras... no creo ser la única. Quien sea que desnude su alma en 3 días para permitir ser juzgada “idónea” o no para ser madre, creo que se sentiría igual que yo. ¿No?


Ese día recogí mi corazón y lo volví a poner en su lugar, aquí adentro. Lo guardé un poco con pena, con vergüenza y humildad; pidiendo perdón, de antemano, por no ser digna de esa vida que ya existe... pero me queda saber que tuve el coraje de párame ahí para pelear, luchar e intentarlo.


“¿Habrá sido suficiente?” “¿Seré suficiente?” Me pregunto cada día... solo el tiempo dirá.


Me corresponde, ahora, esperar confiadamente en Su amor y perfección. Será lo que tenga que ser. 


Señor: Ponlos en los brazos de quien cure sus heridas, de quien sepa amar, aunque no sea yo... aunque no seamos nosotros. Amén 🙏